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MISIÓN MUNDIAL

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  1. Unidad 1 Introducción al Curso.
    4 Temas
  2. Unidad 2 El Propósito de Dios
    6 Temas
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    1 Examen
  3. Unidad 3 El Plan de Dios
    4 Temas
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    1 Examen
  4. Unidad 4 La Oportunidad
    6 Temas
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    1 Examen
  5. Unidad 5 El Reino de Dios
    3 Temas
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    1 Examen
  6. Unidad 6 Cristo y el Reino
    4 Temas
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    1 Examen
  7. Unidad 7 El Evangelio del Reino
    7 Temas
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    1 Examen
  8. Unidad 8 Misión y la Iglesia
    4 Temas
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    1 Examen
  9. Unidad 9 El Ministerio Apostólico de Pablo
    5 Temas
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    1 Examen
  10. Unidad 10 El Objetivo de la Misión
    4 Temas
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    1 Examen
  11. Unidad 11 Cuatro mil años de la historia de la misión
    3 Temas
Lección 1, Tema 1
En Progreso

El mandato para la evangelización del mundo

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EL MANDATO PARA LA EVANGELIZACION DEL MUNDO

Primeramente, la Biblia nos da el mandato de llevar a cabo la evangelización, lo cual es una necesidad para todo cristiano. Existen dos fenómenos que siempre están en aumento en todas partes: Uno es el fanatismo religioso (Islam, etc.); y el otro es el pluralismo religioso (“Todas las religiones nos llevan a Dios”). El fanatismo religioso despliega una clase de celo irracional que, si pudiera hacerlo, utilizaría la fuerza para obligar a creer y erradicar la incredulidad (de hecho, algunos lo hacen, por ejemplo el Islam). Por otro lado, el pluralismo religioso alienta una tendencia totalmente contraria.

Siempre que se presenta el espíritu de fanatismo religioso o su contraparte, el de indiferencia, la evangelización mundial se resiente amargamente. Por un lado, para los fanáticos religiosos el evangelio representa un rival al cual rehúsan tolerar, y por otro lado, los pluralistas rechazan las afirmaciones exclusivas del Evangelio. Al evangelista cristiano se le ve como alguien que se anda Inmiscuyendo en los asuntos personales de los demás. A la luz de dicha oposición, necesitamos ser específicos acerca del mandato que nos da la Biblia. No se trata solamente de la Gran Comisión (con toda su importancia), sino de toda la revelación bíblica. Permítame explicarlo brevemente.

Existe un Solo y Verdadero Dios Viviente, creador del universo, el Señor de las naciones y Dios de los espíritus de todos los seres vivientes. Hace algunos 4,000 años Él llamó a Abraham e hizo un pacto con él, prometiéndole no sólo bendecirlo a él mismo sino en su posteridad, a todas las familias de la tierra (Génesis 12:1-43. Dicho texto bíblico es una de las piedras fundamentales de la Misionología cristiana. Porque los descendientes de Abraham (a través de quien son benditas todas las naciones de la tierra) son de Cristo y el pueblo de Cristo. Ahora bien, si por fe somos de Cristo, somos entonces hijos espirituales de Abraham y tenemos una responsabilidad para con toda la humanidad. Los profetas del Antiguo Testamento advirtieron que Dios iba a hacer de su Cristo el Heredero y Luz de todas las naciones (Salmos 2:3, Isaías 42:6, 49)

Así que, cuando Cristo vino, en Él dichas promesas nos fueron endosadas; si bien es cierto que durante su ministerio terrenal estuvo restringido a “las ovejas perdidas de la casa de Israel” (Mateo 10:6; 15:24), pero también profetizó que “vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos” (Mateo 8:11, Lucas 13:29). También, después de su resurrección y en anticipación de su ascensión, Él declaró que “toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18). Fue como consecuencia de esta potestad universal que EI mandó a sus seguidores que hicieran discípulos de todas las naciones, bautizándoles como iniciación a su nueva comunidad y enseñándoles todas sus enseñanzas (Mateo 28:19).

Y esto, cuando el Espíritu de verdad y poder había caído sobre ellos, comenzaron a hacer los primeros cristianos. Se hicieron testigos de Cristo hasta lo último de la tierra (Hechos 1:8). Cuanto más, lo hicieron “por amor de su nombre” (Romanos 1:5; lIl Juan 7). Ellos reconocieron que Dios había exaltado a Cristo, sentándole en el trono a su diestra y dándole la posición más elevada, para que toda lengua confiese su señorío. Además, algún día, Él regresaría gloriosamente para salvar, juzgar y reinar. Así que ¿qué ocuparía el tiempo entre su primera y segunda venida? ¡La misión mundial de la Iglesia! Él dijo que no vendría el fin de la historia hasta que el evangelio alcanzara hasta lo último de la tierra (Mateo 24:14, 28:20; Hechos 1:8). Estos dos eventos se coincidirán. ¿Cuáles?

Así que, nuestro mandato para la evangelización mundial es la Biblia entera. Se encuentra en la creación de Dios (a causa de que todo ser humano es responsable a Él), en el carácter de Dios (como Dios amoroso y de compasión, no deseando que alguno perezca mas que todos se arrepientan), en las promesas de Dios (que todas las familias de la tierra serán bendecidas en Abraham y que llegarán a ser la herencia del Mesías), en el Cristo de Dios (ahora exaltado con autoridad universal, para recibir loor universal), en el Espíritu de Dios (que da convicción de pecado, es testigo de Cristo, e impulsa la iglesia hacia la evangelización) y en la Iglesia de Dios (la cual es una comunidad misionera internacional, bajo órdenes de evangelizar hasta que Cristo regrese).

La dimensión global de la misión cristiana es irresistible. Individuos e iglesias locales que no están comprometidos a la evangelización mundial están contradiciendo (por ignorancia o desobediencia) una parte integral de su identidad cristiana. El mandato bíblico para la evangelización del mundo no se puede escapar.

Conteste las siguientes preguntas:

1. Según Stott, ¿qué relación directa existe entre el compromiso que la iglesia tiene de evangelizar al mundo y sus convicciones acerca de la autoridad de la Biblia?

2. ¿Cómo demuestra Stott que el mandato para la evangelización del mundo es toda la revelación bíblica?